No importa si se te olvida recordarme. Está bien si nos fallamos, si nuestros
planes se salieron de control, si te
olvidaste a propósito de que alguna vez nos quisimos, si prefieres esa
rutina porque ya no quieres caminar por esas arenas movedizas. No me importa si
ya los cansé a todos de tanto hablar de ti, o de tanto que te escribí.
Yo decido si
quiero caerme con la misma piedra, lastimarme
aunque sea por nostalgia. Porque es difícil dejar los hábitos, dejar
los vicios. Nos hemos enamorado más de un par de veces desde entonces, es
natural y no es traición, salimos adelante a nuestra manera, pero no por eso te
dejo atrás. Te dejé habitar un espacio de mi cabeza, para volver por
referencias, aunque sea
para no olvidar la ingenuidad con la que nos mentíamos diciendo que algo podía
durar para siempre, o que el amor no dolía, aunque sea quiero mantener
las partes que saben a poesía. Pero ya te sientes lejano, borroso, producto a
base de memoria e idealizaciones, no
te quité las imperfecciones, me enamore de ellas también, pero ahora
eres dolor que ''romanticé'', y, aunque te prefiero en esa versión, me gustaría ser capaz de decir
que te quiero por lo que fuiste o eres y no por lo que siempre deseé que fueras.
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